A que todas las madres hemos jugado con nuestros pekes con semejantes palabras? A que todas hemos pellizcado, mordido, estrujado, besado y acariciado esos suculentos culitos de nuestros hijos?
Yo, obvio, soy una más. Lo interesante resulta ver las respuestas que dan los pekes a semejante afirmación. Ahora que tengo dos me puedo dar el lujo de comparar.
Sofi: No! Es mío!
Yo: Y por qué?
Sofi: Porque lo tengo pegadito!
Jere: No! Es mío!
Yo: Y por qué?
Jere: Porque lo tengo adentro de mi remera!
Tu peke, qué respondió?
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