jueves, 28 de enero de 2010

Jerito el terrible

Que Jere es terrible, no es novedad. Lo novedoso es que está más terrible que nunca. Para muestra basta un botón.
El martes fuimos a comer afuera. A un lugar con plaza de juegos, condición sin-equa-non para poder concurrir a este tipo de locales y disfurtarlo.
La hora y media que pasamos allá fue... intensa.
Primero, fue una lucha que se comiera sus ñoquis con salsa. Comía uno o dos y discretamente se escapaba a jugar. Generalmente avisaba, o pedía permiso. Hoy no. Simplemente se iba.
El postre fue más de lo mismo, sumado el enchastre propio del helado. Fuimos inteligentes: no pedimos de chocolate!!
En determinado momento estaban Sofi y Jere jugando cuando vuelve Sofi y dice: Jeremías tiró todos los lápices! Voy, a cara de perro, y le digo que levante los lápices que son para que jueguen todos los chicos. Mi hijo como si nada, se hacía el distraído. Lo amenazo, nada. Lo reto, nada. Finalmente apelo al recurso mágico: Si no juntás los lápices te saco el pantalón del Hombre Araña que tenés puesto! Mágicamente comenzó a juntar. Con desgano. En una de esas pone los lápices con tanta fuerza en la cajita que tiró todo otra vez y peor! Ahí engrané, lo levanté y se lo llevé a Fer que nos esperaba para irnos con la siguiente indicación: Váyanse al auto y le sacás los pantalones del Hombre Araña, después te explico! Cara de Fer de no entender nada, pero allá se fueron. Termino de juntar los lápices y me voy con Sofi al auto.
En el auto el niño, en calzones, se negaba a ponerse el cinturón de seguridad. Retos varios, se lo puso.
En el camino hablaba a los gritos e interrumpía la conversación que teníamos con Fer. Más retos y le digo: Callate la boca! Respondió: Vos callate la boca! Aaaaaaaaaahhhhhhhhhh!!!!!!!! Casi lo mato!!! Le pegué tantos gritos que creo que del susto se calló, 5 minutos...
Frente a toooodo lo anterior le advierto a Fer: Mirá que llegamos y yo me desligo, los preparás vos para dormir, sino lo mato!
Yo me encerré en mi habitación mientras Fer se ocupaba del ritual nocturno.
Escucho golpecitos en la puerta.
M: Quién es?
J: Jere
M: Qué querés?
J: Puedo entrar?
M: Si...
J: Mami, estás contenta conmigo?
M: No, no ves mi cara. Estoy enojada con vos.
J: Por qué?
M: Vos te acordás cómo te portaste en la comida? Bien o mal?
J: Mal.
M: Y en el postre?
J: Mal.
M: Y con los lápices?
J: Mal.
M: Y en el auto con mamá?
J: Mal.
M: Bueno, por eso mamá está enojada.
Cara de arrepentimiento, promesas de portarse mejor, y en eso andamos... Lo cierto es que a cada minuto es más de lo mismo.
Espero, con verdadera esperanza, que solo sea una etapa y no una nueva faceta de su personalidad.

9 comentarios:

Los Bedoya-B dijo...

¡Huy Nika, terrible! ¡Cómo no explotar, cómo no gritar!
Yo también te deseo que sea una etapa, aunque también lo creo.
De todos modos, me pareció lindo cuando fue a hablar con vos, por lo menos, está conciente de lo que hizo, así está demostrando que conoce muy bien la diferencia entre portarse bien y portarse mal.

Anónimo dijo...

Hay Nika! Yo ando mas o menos en lo mismo...!

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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